viernes, 5 de noviembre de 2010

ILOBASCO MI TIERRA...by Norberto Lopez

LOS ORIGENES DEL LUGAR: GRUPO # 8

“San Miguel de Xilobasco o Hilobasco”

Durante el primer siglo de la conquista, los colonizadores españoles, no fundaron en la

region en estudio ningún pueblo de importancia. Es más a la llegada de los españoles la

región eres practicamente despoblada, los pueblos pequeños que existian eran estrictamente indígenas.

También, por el estudio de Barón Castro, sabemos que la parte donde hoy se ubica el Municipio de Ilobasco era frontera entrte pueblos indígenas lencas y pipiles y por consiguiente de poca población. Eso sobre todo, si se compara con otros lugares del país, principalmente en la parte del occidente y las partes costeras.

A la sombra de esos pequeños poblados indígenas, se fincaron los primeros colonizadores y sus descendientes, constituyendo muy pronto sus fincas y haciendas.

Los finqueros y hacendados españoles, primero, y sus descendientes después, voluntariamente o perentoriados por las autoridades civiles y eclesiásticas, tenían que viajar con frecuencia, al lugar donde se habían edificado las ermitas, en este caso; ya sea

Suchitoto, Sensuntepeque ( antes pueblo de Tihuapa ) Cojutepeque o Guazapa, para cumplir con sus obligaciones católicas.

Esta circunstancia determinó a los propietarios a solicitar a las autoridades eclesiásticas, la correspondiente licencia para erigir una iglesia, la que ya edificada llamarían

San Miguel de Xilobasco. Los peticionarios, alegaron ante las autoridades eclesiástricas, “que resulta sumamente pesado ir semanalmente a la ciudad de San Vicente para cumplir con los deberes cristianos pues los inviernos son rigorosos y la estancia del verano, con fuertes soles que hasta agrieta los caminos”.

Muy pronto fué otorgada la licencia por las autoridades eclesiásticas y por consiguiente por las autoridades reales, pero sin ninguna ayuda económica de la Corona para la construcción del proyectado templo. Eso frustró el proyecto, pues las haciendas no aportaban de su capital al costo de la construcción.

Serían entonces los frailes misioneros dominicanos y el grueso de la población quienes construyeron el primer templo.

Cabe aquí indicar, como muy bien lo señala Delgado que “las primeras iglesias construidas para dar doctrina formaban parte del casco de la hacienda del señor encomendero. El panorama era el siguiente: se elegía una explanada en cuyo centro se habia clavado una gran cruz; la casa del encomendero era construida en uno de los dos bordes de este “llano”, igualmente la iglesia,ermita o capilla. La congrua sustentación del fraile o del cura estaban bajo la responsabilidad y gastos del encomendero(…)”. “Hasta antes que hubiese una iglesia, ermita o capilla, el sacerdote oficiaba al aire libre, junto a la gran cruz. El doctrinero vivia entonces en la misma casa del señor encomendero, creando una relación muy estrecha con él y cn su familia. Normalmente congregaban, por separado a los niños y las niñas indígenas todos los dias de la semana, obligadamente los domingos y fiestas de guardar. Los adultos tenian obligación de juntarse y oír doctrina los dias miércoles y viernes, además de los domingos y fiestas de guardar”.

Si bien es cierto que Ilobasco podría llamarse San Miguel, en honor a San Miguel Arcángel, el santo patron que los primeros frailes doctrineros llevaron ala región, la realidad no fué así pues el nombre original prevaleció a pesar del relativo poco número de indígenas que quedaron en el lugar.

En 1550, a escasos años de haberse iniciado la conquista de lo que hoy comprende el territorio de El Salvador, basándonos en los datos y la información de Lardé y Larín, la población de la región era de 1,100 habitantes y era una de las poblaciones más importantes de toda la zona. El mismo Lardé y Larín afirma que ya para 1609 la población indígena habia descendido a unas 200 personas.

En los primeros años de la conquista, hasta más o menos 1630, los indígenas y colonozadores vivían dispersos en las áreas rurales. Cerca de las plantaciones añileras de la región de lo que hoy es el municipio y la parte actual del departamento de Chalatenango colindante con lo que hoy conforma también el departamento de Cabañas.

No existía ningún centro urbano. Se trataba de pequeños hacendados dedicados principalmente al cultivo del añil y para la exportación y granos de consumo.

Hasta finales de 1600, la población indígena de la zona se centró en el lugar que se conoce como Sitio Viejo, lugar en donde los frailes reunian frecuentemente a la población indígena durante sus visitas misionarias.

Fué hasta las décadas posteriores a 1640 que el primer acentamiento comenzó a efectuarse entorno a la primera ermita que edificaran los frailes dominicanos en donde hoy se encuentra edificada la Iglesia Parroquial del centro de la ciudad de Ilobasco. Y no fué sinó hasta más o menos 1780 cuando el lugar cumienza a mencionarse con frecuencia en la provincia de Guatemala. Precisamente, después de la vista canónica que realizara una década antes el Arzobispo de Guatemala Monseñor Pedro Cortés y Larraz.

Los primeros pobladores, criollos y españoles, tenían conocimiento de la existencia del Sitio Viejo, en aquel entonces llamado pueblo de indios y utilizado por los indígenas como lugar de refugio. Desde los primeros dias de la colonia, el lugar fué refugio de indígenas y los españoles finqueros no se establecieron ahí por considerarlo un lugar “insalubre, sucio e inhóspito”.

Los indígenas de esa región fueron ubicados, dentro del marco de la “encomienda”, como colonos en las haciendas que se encontraban en los contornos del pueblo para trabajar en el cultivo del añil, industria, que como ya indicábamos anteriormente, tenía mucho auge. Más tarde, despues de la independencia de 1821, los indígenas y criollos pobres, que eran muchos y que siguieron llegando a la región, se fueron ubicando, primero como peones y luego como colonos en las fincas de los criollos y españoles acomodados, enel cultivo del Jiquilite o añil, caña de azúcar y otros productos, principalmente cereals. Ya para ese entonces, la ganadería jugaba un papel importante en toda la región.

En 1740, y siguiendo el estudio de Lardé y Larín, quien se basa en el dato del censo que hizo el Alcalde Mayor de San Salvador, don Manuel Gálvez Corral, San Miguel de Ilobasco tenía 75 indios tributaries, o sea alrededor de 375 personas.

En 1770 el Arzobispo de Guatemala Monseñor Pedro Cortés y Larraz había referido al lugar de la siguiente manera:

“(…) Assi los otros pueblos como los hatos, y trapiches ocupan once leguas de norte â súr, y catorce de oriente â poniente, que es todo el distrito de la Parroquia. El camino que hay que para ir a los anexos, es malo; para el pueblo de Hilobasco se Cruzan barios arroyos y hay un rio de algun caudal llamado del Carmen”.

En 1795, en un interesante documento de fecha 24 de septiembre don Juan Miguel Rubio Gemir, “Tesorero de Rentas de la Santa Iglesia Catedral de Guatemala” solicitaba que se liquidara el diezmo que correspondía pagar a los tributarios durante los años de 1785 a 1795. para el efecto se formó un padrón en donde se hacia constar los pueblos de la provincia y ahí se incluía el entonces San Miguel Xilobasco.

La miseria en el lugar y especialmente entre los indígenas era enorme y en pocos años después de la Conquista, el número de indígenas del lugar descendió considerablemente y los que sobrevivieron, muy pronto tuvieron que abrazar la nueva religion que llevaron los españoles.









LOS ORIGENES DEL POBLADO

El poblado que comenzó a resurgir en la región, fué un miserable rancherío llamado
Sitio Viejo. Nos referimos aquí, al lugar delegado como pueblos de indios que posteriormente seria lo que hoy se conoce como El Sitio Viejo.

En éste estudio, es El Sitio Viejo, el lugar en donde hemos localizado a los primeros pobladores de la actual ciudad de Ilobasco y que veinte años después, a iniciativa de los frailes misioneros, se mudara al lugar actual en donde se ubica la ciudad de Ilobasco.

En sus etapas iniciales, San Miguel de Xilobasco o Hilobasco, lo constituyó solo un pequeño grupo de indigenas pobres asentados alrededor de una iglesia y un par de soldados llamados “lanceros” estacionados en un mísero edificio público, de construcción igualmente modesta, para celar el orden y frenar posibles alzamientos. Se trataba, en primer lugar, de pacificar esa región que en potencia tenia mucho que ofrecer en la producción del añil.

Hasta más o menos 1810, vivió un reducido número de familias indigenas en el Sitio Viejo.

Por más de 300 años, el lugar, fue Puente entre los comerciantes, primero indígenas y posteriormente españoles y criollos. Sin embargo, el ugar no fue muy apetecido para vivir por lo húmedo y fresco.

En el informe que presentó Lorenzo López , elaborado en 1858 a encargo del Ministerio de Relaciones Exteriores , se lee al respecto:

“Ilobasco en su origen fue habitado por sólo familias aborigines y el número de sus habitantes no pasaba de 200, según está averiguado por el dato que han suministrado aquellas autoridades, por la pequeña extención que ocupaba el caserio donde primitivamente se hallaba el pueblo, cuyos vestigios existen sobre una colina distante como dos leguas de la población actual situada al Norte de la misma.

“(…) nos se sabe con certeza el motivo ni la época de la traslación de los antiguos moradores, al sitio que hoy ocupa pero la tradición más uniforme, conservada de padres e hijos entre los indigenas, es, que habiendo desaparecido por primera y Segunda vez la efigie de San Miguel patron del pueblo, y encontrandose sobre el tronco de un árbol que había en el mismo lugar donde está la parroquia actual, el cura doctrinario de aquella época, venciendo no pocas dificultades, logró persuadir a los indígenas de la necesidad de una traslación al punto donde se habia encontrado el santo, y desde esa época incierta, data la fundación de Ilobasco en el lugar que hoy se ocupa”.

“Se cree, por las mismas tradiciones, que el primer lugar ya relacionado era insalubre e incómodo, y los padres doctrinarios, consultando los medios más adaptables y que ofreciesen menos resistencia, tomaron el de la traslación del santo como se ha referido, y así lo lograron. Mucho tiempo después de esta traslación, siguió habitado el pueblo por solo indígenas; pero ya a mediados del siglo próximo pasado, comenzaron a avecindarse algunas familias de las llamadas impropiamente españolas. Crecido el número de estos, el de los llamados mulatos y mestizos, se creó un alcalde pedáneo y un suplente de éste para que les administrace justicia en los civil y criminal, con entera independencia de los indígenas que tenian sus alcaldes y gobernadores; rigiendo este sistema hasta el año de 1812 que se publicó la constitución española; y entonces fue que se erigió un ayuntamiento compuesto de un alcalde, cuatro regidores y un síndico.

Ilobasco y sus contornos no era más que una empinada de verdes montañas cruzada por riachuelos que durante el invierno convertía todo aquello en una región insalubre y húmeda. Gran parte de sus caminos de convertian, durante los seis meses de lluvia en el año, en veredas intransitables por el lodo rojo y arcilloso que abundaba por doquier.

La producción de añil en las haciendas fue el motor que generó más migración a la región y así fue, que criollos y españoles procedentes de otras partes del pais, ya establecidos, poco a poco, comenzaron con las primeras pulperías, boticas (farmacias), herrerias, talabarterias, ventas de tela, de carne salada principalmente de res., etc. Esto hizo, desde sus inicios, que Ilobasco fuera convirtiéndose en el centro de la comarca en donde la gente llegaba para comprar y vender algunos de sus productos principalmente de carácter agrícola. Hubo un tiempo, hasta principios de 1800 que en Ilobasco, los comerciantes de añil llegaban para comprar con anterioridad la cosecha.

En general, podemos afirmar que los primeros españoles llegados a Ilobasco fueron pobres aventureros del Viejo mundo a los que el deseo de superación, o quizás de aventura, los llevó a comenzar una nueva vida en la región, en donde de una vez se instalaron y conformaron sus pequeñas haciendas.

Desde mediados de 1700 hasta más o menos 1816, estos primeros emigrantes de origen español llegaron al pais con o sin familia. La mayor parte de estos primeros emigrantes llegó al El Salvador después de haber realizado escala en Cuba.

Y es que en Ilobasco y sus contornos, ya mucho antes de que estos primeros emigrantes se instalaran, mucho antes de 1715, las haciendas existentes se habían venido dedicando, en un 70% de los casos, a la producción del añil. Esta podria haber sido la motivación de los emigrantes que se establecieron en épocas posteriores, simplemente con el afán de dedicarse también al cultivo de ese producto. Los documentos existentes nos demuestran que en Ilobasco ya antes de 1735 las haciendas existentes producian añil, como se especifica más adelante.

El 18 de Julio de 1735, el Obispo de Guatemala se dirigió a los religiosos de sus dioceses, notificándoles que el Rey le había solicitado información reservada sobre el monto del añil cultivado, el número de operarios, horas trabajadas, salarios que ganaban, así como si el trabajo, como tal, era perjudicial para los indigenas, ect. La orden llegó a todos los curatos del obispado, según consta en un importante documento que adjuntamos. El documento dice: “Señores curas seculars y regulares de las provincias de Guazacapán, Sonsonate, San Salvador, San Vicente, San Miguel, Santa Ana y Chiquimula de la Sierra.

Muy señores míos: Para el importante negocio de la tinta añil, su Magestad, que Dios Guarde ha pedio informe por estas formales palabras: me informaris reservadamente de quantos operarios se regulan para la labor de la tinta añil, si ai tantos libres, y voluntarios para este trabajo que se pueda excusar de los yndios forzados, que horas trabajan, y que jornal ganan, y en caso que sea nocivo a la salud, se es en si, o por las muchas horas que trabajan, y en que forma se podrá arreglar este trabajo que cesen los inconvenientes que se suponen, expresando también que porciones de arrobas de añil se benefician de cada año, que así es mi voluntad ect.

Es cuia conformidad encango mucho a ustedes que sobre lo expresado den certificación jurada, clara y distinta a cualesquiera cabildos seculares de las ciudades, villas y lugares de este obispado, declarando en todo la verdad coram Deo. Porque mediante esta diligencia, se espera conseguir el que puedan libremente alquilarse los yndios para la labor de dicha tinta, y el que se excuse el gravamen de las visitas. Espero el que así lo hagan ustedes, con toda expression claridad y verdad, por redundar en sumo beneficio del común, a que tanto debemos todo atender y concurrir, dando cada uno gustoso la certificación como digo a cualquier cavildo que la pidiese, de que les quedarse sumamente agradecido a vosotros, quienes pondrán al pie de esta se recivo, remitiéndomela el ultimo. Nuestro Señor Guarde a vosotros, los más años que deceo,Guatemala y Julio de 1735 años.



B.L.M. de V. Su más afecto Servidor.

Juan, Obispo de Guatemala

Ante la carta del Obispo, hay una respuesta, por parte del cura doctrinario de Ilobasco en la que demuestra su disponibilidad para dar la información requerida. Esto demuestra que si este sacerdote recibió carta, es porque en la región se producia el añil ya desde principios de 1700. La carta del cura doctrinario decia:

“XILOBASCO: En 27 dias del mes de agosto de 1735 años, reciví la carta de su señoria Ylustricima, el Señor Obispo de Guatemala, contenida en la primera foxa, y quedando enterado lo que en ella se me manda para la debida execución de sus preceptos, luego que se me pida certificación la dare con rendida obediencia. Pasa dicha carta oi dia la fecha al curato de Chinameca, y por ser verdad lo firmé. Ut Supra. Fray Joseph de Espinoza”.

El documento que se presenta al Obispo de Guatemala es amplio pero no se especifica la hacienda ni el lugar de Ilobasco. Todo el documento se simplifica anunciando simplemente que proviene de “San Vicente”, por pertenecer en ése entonces la jurisdicción e esa zona.

Las familias emigrantes , principalmente de españoles que se establecieron en la región fueron quienes conformaron las primeras haciendas, como ser: la hacienda San Francisco Iraheta, la hacienda Los Hoyos, la hacienda El Sitio Viejo, la hacienda Los Frailes, la hacienda Los Ciruelos, la hacienda Los Naranjos, la hacienda San José, la hacienda Santa Cruz, la hacienda San José y la hacienda El Potrero entre otras.Todos estos territorios convertidos en haciendas habian sido encontrados en calidad de territorios baldíos y sería hasta 1835 que se legalizara su situación pasando en calidad de poseción. Ya desde esa época varias de esas haciendas perdieron sus dueños quienes por descuido o falta de interés en seguirlas produciendo no acataron las nuevas disposiciones estatales y estas pasaron a otras manos.

Todas estas personas, al igual que las anteriores, llegaron con deseos de establecer haciendas para la producción del añil y la cria de Ganado. La ganaderia se implementó a pequeña escala en los contornos de Ilobasco, pero los obrajes del añil se establecieron en los ahora cantones de San Francisco del Monte, Sitio Viejo, Los Llanitos y Azacualpa, que eran lugares con bastante mano de obra, principalmente indígenas y de campesinos pobres que desde las riberas del rio Lempa en las fronteras con Honduras, habían llegado hasta ahí en busca de trabajo. En el informe que Lorenzo López hizo en 1858 describe el lugar de la siguiente manera:

“(…) en su jurisdicción están comprendidas tres haciendas regulares para el cultivo del añil y la crianza de Ganado; y además se encuentran los caserios o aldeas siguientes: Cerro Colorado, Azacualpa, San José, Oratorio, Sitio Viejo, Los Llanitos, Cucurucho Mestizo, San Francisco Martel, Masculisgua, El Zapote, Trilladera, Agua Zarca, Los Hoyos, El Potrereo, Calera y Huertas, Tejutepeque, Nanastepeque, La Labor, Santa Cruz y San Francisco de Iraheta, haciendo en cada uno un comicionado de justicia”.

Los lugares principales de producción de añil han quedado definidos y como muy bien lo describe el historiador Roberto Turcios refiriéndoce al período en la vispera de la independencia en 1821: “En cuanto al añil, San Vicente era el primer productor en toda la provincia, San Miguel el Segundo, mientras que San Salvador ocupaba un moderado quinto lugar, despues de Chalatenango y Sensuntepeque”.

Otro dato importante que mencionar es el hecho que hasta finales de 1800 y algunas décadas de 1900, se pudo notar que en Ilobasco hubo un buen número de familias añileras emparentadas, ya sea por consanguinidad o simplemente por matrimonies.

Entre éstas familias se encontraban: López, López, Mejía, Gonzáles, Rivera, Martinez, Osorio, Alvarenga, Abrego, Jeréz, Barbón, Apontes, Castro, Torres y Ayala de Escalante que eran familias, como sus descendientes lo afirman, que tenian nombre y respeto en Ilobasco. Eran gente de dinero dedicadas a sus haciendas en donde domerciaban con el añil, la ganaderia y los granos.

De acuerdo a un informe, basado en información oral y refiriendose al trabajo de la producción del añil: “El trabajo de la producción del añil era duro y en las haciendas se trabajaba comiendo de pié al son de la campana. Era un trabajo de esclavos y ni se ganaba para comer, solo para comprar medicina para curar las emfermedades que era lo que más abundaba”.

Con todo esto, podemos afirmar que los orígenes de lo que hoy en dia constituye la ciudad y el municipio de Ilobasco surgió en base a las haciendas centradas principalmente en la producción (aunque no el único). La posición estratégica de la naciente Villa, en un lugar “de paso” para comerciantes y viajeros contribuyó también a su nacimiento y desarrollo como pobración.





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